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Educación artística para la sostenibilidad. Una exploración desde las artes plásticas y el paisaje sonoro

Diego Ortega-Alonso e  Pedro Ernesto Moreno García

Universidad de Jaén

 

La naturaleza, desde los mismos orígenes del arte, siempre ha sido una fuente de inspiración para los artistas. El propio origen de la práctica artística se fundamenta en la pareidolia o la hierofanía, manifestaciones a través de las cuales los primeros artistas veían formas animales en las rocas de las cuevas y abrigos rocosos y representaban con leves manchas y trazos figuras imponentes, algunas de las cuales han llegado hasta nuestros días como las primeras obras de arte de la humanidad. El arte sonoro, igualmente, imitaba en sus orígenes los sonidos de la naturaleza, como es el caso de los órganos fonadores de las aves, sus siringes, a través de instrumentos de viento fabricados primero en madera y hueso, y más tarde también en cerámica, de sonidos aflautados como el trino de las aves cantoras. De hecho, uno de los más antiguos instrumentos musicales, una flauta de cinco agujeros encontrada en el yacimiento paleolítico de Hohle Fels, con una antigüedad de alrededor de 30.000 años y, por tanto, coetáneo del arte rupestre realizado en cuevas como la de Altamira, está fabricada con hueso de ave, concretamente el radio del ala de un buitre. El desarrollo de prácticas artísticas centradas en la naturaleza como fuente de inspiración permite retomar la idea de una educación basada en la sostenibilidad y el conocimiento de un entorno que necesita ser respetado y puesto en valor ante la creciente masificación de las ciudades y, consiguientemente, la desnaturalización de las personas. Este conocimiento sirve a su vez para centrar el foco en la importancia de conservar y recuperar tanto hábitats naturales como sus especies, desde una perspectiva educativa a todos los niveles, para protegerlas y ponerlas en valor. En esta exploración artística que presentamos, se propone la realización de prácticas multidisciplinares centradas en la figura de tres aves concretas presentes en la Península Ibérica, muy conocidas por su capacidad cantora y por ser fuente de inspiración de diversas obras artísticas: el ruiseñor común (Luscinia megarhynchos), el mirlo (Turdus merula), y la oropéndola europea (Oriolus oriolus). El carácter migratorio del ruiseñor y la oropéndola, a su vez, nos permiten hablar del concepto del viaje, de lo transfronterizo, de la capacidad de tender puentes entre culturas y territorios a partir de la observación de lo natural. Proponemos la realización de una actividad basada en las artes plásticas y sonoras con estas aves, que ya han sido fuente de inspiración de manera independiente por innumerables pintores e ilustradores de la naturaleza, por no mencionar el arte plumario existente en la práctica totalidad de las culturas. Pero también por músicos y artistas sonoros de todas las épocas y culturas, algunos de los cuales, como Olivier Messiaen, centraron parte de su producción artística en las especies concretas que mencionamos en nuestra propuesta.

 

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