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Angela Fuentes-Torres e María-Dolores Callejón-Chinchilla

Angela Fuentes-Torres e María-Dolores Callejón-Chinchilla

Universidad de Jaén

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La práctica performativa como instrumento para trabajar la autopercepción. Un estudio de casos

Resumo

Existe un trastorno que tiene que ver con la percepción que uno tiene de su propio cuerpo. Es una dificultad que puede presentarse en el espectro autista; pero, hoy en día, en tal medida, todos somos “expuestos”, que se evidencia como un grave problema que parece generalizado. Decimos que es grave porque afecta cognitiva, emocionalmente y en nuestras actitudes. La autopercepción es la capacidad de sentirse, observarse y evaluarse; tomar conciencia de uno mismo, de sus atributos, de una manera real. Sin embargo, la imagen que tenemos de nosotros mismos, no está necesariamente correlacionada con nuestra apariencia; y hoy, por el número de imágenes que se repiten en las redes, parece que estamos demasiado afectados, influenciados por la presión de grupo. Hay muchos estudios sobre autopercepción corporal, pero hay menos propuestas de intervención -en su mayoría, realizadas con la intención de evitar conductas alimentarias de riesgo-; no es habitual que sean dirigidas a la población en general, que es lo que presentamos. En este sentido se propone a un grupo de jóvenes, observar sus propias conductas y en relación a sus contextos, a partir de imágenes compartidas en las redes sociales (propias y ajenas). El objetivo es, a partir de la visualización, reconocer cómo nos sentimos y de ahí, inferir posibilidades; pasar de preguntarme sobre el cómo me veo, cómo creo que me ven, cómo me gustaría que me vieran…, a si soy quien quiero ser. Aunque obviamente están en relación, no queremos entrar en juicios y valores sobre el autoconcepto y la autoestima, sino, en principio, simplemente reconocer el propio cuerpo y hacerlo a través de las poses y gestos, las miradas, las vestimentas, los entornos en los que nos situamos. A partir de ahí, se plantea, el uso de la performance como un instrumento para trabajar, la autopercepción en positivo. Como diría Schechner (2000), aprovechando que esta no tiene límites fijos y caben, entre otros, los ritos y las demostraciones, los juegos y la representación, incluso las psicoterapias y otras formas de curación. Performance significa “actuación” y en la acción no solo se reflexiona, sino que se aprenden modos de hacer, que terminan repercutiendo, de forma cíclica, en como pensamos y como sentimos. Para el desarrollo de la propuesta se revisan trabajos previos en torno al tema desde diferentes disciplinas y/o métodos como la psicomotricidad, la euritmia, el método Feldenkrais, la danza-movimiento-terapia o la psicodanza, para enriquecer la propuesta. Como objetivos se establece conocer el grado de autopercepción de los participantes y la manera en la que las imágenes inciden en ello; además se pretende que los participantes tomen conciencia y den respuestas saludables y de desarrollo personal ante la saturación de imágenes que los rodea y que cuestionan sus propias autopercepciones y lo hagan a través de las artes, desde la práctica performativa. Para los resultados, se recogen y analizan datos, tanto cuantitativa como cualitativamente, que permiten aportar información sobre la importancia de este aspecto en nuestras vidas actuales y del cómo responder ante ello, y que resultan las conclusiones de este estudio.

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